Tiznit: dónde está y por qué visitarla

Tiznit: dónde está y por qué visitarla

Tiznit es uno de esos lugares que, por lejanía o desconocimiento, no suele ser muy visitado por los turistas. Sin embargo, quienes tienen tiempo y dedican un día a conocer esta localidad suelen llevarse una grata sorpresa. En este post te contamos dónde está y qué ver en Tiznit.

Dónde está Tiznit. Un poco de historia

Tiznit es una localidad que ronda los 100.000 habitantes, a unos 80 km al sur de Agadir y a unos 15 km en línea recta de la costa atlántica. Su región es Souss-Massa y es capital de la provincia que lleva su mismo nombre. Para llegar hasta aquí, la opción de transporte más rápida y cómoda es el coche: por carretera, el trayecto dura una hora y media, aproximadamente.

El origen de Tiznit está en un pequeño poblado construido en torno a un manantial que brota aquí de manera natural, la Source Bleue, que todavía hoy puede verse en el centro, aunque su aspecto es más bien verdoso. La tradición popular atribuye la formación de este manantial a una intervención divina para premiar el lugar en el que una mujer de malas costumbres, Lalla Zninia, mostró su sincero arrepentimiento descansando aquí, cuando todo era puro desierto.

Posteriormente, a finales del siglo XIX, el sultán Mulay Hassan refundó la ciudad al construir una ciudadela desde la que garantizar su autoridad frente a las tribus bereberes del sur. Estas tribus, de hecho, han tenido siempre un espíritu rebelde, como quedó también demostrado décadas después, cuando se sublevaron frente al Protectorado Francés establecido en 1912. 

Qué ver en Tiznit

Aunque Tiznit no tiene el patrimonio monumental de otras ciudades marroquíes, sí cuenta con construcciones de interés histórico. Y, sobre todo, aún conserva el ambiente genuino de una localidad típica marroquí, donde el ritmo de vida y las actividades cotidianas apenas se ven influidas por el turismo.

La principal construcción de interés son las murallas que mandó construir el sultán Mulay Hassan a finales del siglo XIX. Llaman la atención por su color rosáceo, hechas en adobe, y el hecho de que se conservan casi íntegramente: son 5 km de lienzos, con 30 torres de planta cuadrada y 9 puertas. En algunos tramos es posible subir al adarve y contemplar la localidad desde lo alto.

La otra gran construcción es la Gran Mezquita que, si bien no se puede visitar interiormente, sí puede contemplarse desde el exterior. Desde ahí, el viajero se sorprenderá de ver su minarete de adobe del que sobresalen decenas de travesaños de madera, que es una técnica constructiva de refuerzo como también se puede apreciar en otros puntos del desierto del Sahara.

Pero sin duda, lo que pone a Tiznit en el mapa es su prestigiosa actividad de orfebrería de plata. Se la considera la capital de la joyería bereber y es un legado que dejaron aquí los maestros judíos que se establecieron desde tiempos de la reundación de la localidad, en el siglo XIX. 

El mejor lugar para descubrir esta actividad es el zoco de la plata o de las joyas. Aquí se elaboran piezas de gran refinamiento para hombres y mujeres, y en ocasiones es posible ver a los artesanos en plena faena. Se realizan pendientes, ajorcas y brazaletes para mujeres, así como puñales para hombres y otras piezas para ambos sexos, como fíbulas y collares. Todos ellos, especialmente estos últimos, tienen un poder mágico en la cultura bereber, como protectores contra el mal de ojo y determinados problemas de salud.

Otro artículo de artesanía que también verás por doquier y con una calidad más que razonable son las babuchas de piel, así como objetos cotidianos de barro. Todo ello en tiendas y mercados (el semanal se celebra los jueves), donde reina un ambiente de lo más auténtico.