Desierto del Sahara

Conocer el desierto del Sahara es un auténtico sueño para los verdaderos viajeros. Y de la mano de Turismo Marruecos, se trata de un sueño perfectamente realizable, con comodidad, seguridad y una planificación detallada. De esta manera, el desierto más grande del mundo se convierte en un territorio más cercano, abarcable y acogedor. En esta sección puedes conocer más sobre los principales destinos del gran sur de Marruecos, cargado de sorpresas para todos los gustos.

Otro cañón rocoso ubicado cerca de las Gargantas del Dades, pero en este caso cincelado durante miles de años por las aguas del río Todra. Aquí, las paredes del desfiladero principal son aún más verticales, en algunos casos por encima de los 200 metros de altura, lo que supone un auténtico sueño para escaladores venidos de todos los puntos del planeta.

Enorme valle con una longitud de más de 100 kilómetros, tapizado de palmeras datileras, repleto de pueblos con encanto y salpicado de kasbahs. De hecho, forma parte de la Ruta de las Mil Kasbahs, pues estas construcciones militares encaramadas a las colinas están presentes en buena parte del recorrido.

Otro valle que forma parte de la Ruta de las Mil Kasbahs por la abundancia de construcciones de este tipo, a menudo en poblaciones con encanto como Tinghir. Todo ello en un entorno de escarpadas colinas e incluso gargantas rocosas y desfiladeros, que le dan un aspecto genuino a su paisaje.

Situado a 10 km al sur de Ouarzazate, supone todo un jardín en mitad de este árido entorno, con un pueblo en el que sus humildes habitantes aún viven a la manera tradicional, aprovechando que el desierto se hace más amable aquí. Sin duda, una buena ocasión para entrar en contacto con las gentes locales y sus artesanías.

Cañón situado en el valle del río Dades, donde durante miles de años sus aguas han labrado paisajes tan bellos como sorprendentes. La carretera forma aquí giros imposibles, al igual que los senderos para excursionistas que se integran en la roca desafiando las leyes de la gravedad.

Conocida como la Puerta del Desierto, es la ciudad más importante de la zona. De construcción reciente, es conocida como la Hollywood de Marruecos por sus grandes estudios cinematográficos. Además, cuenta con una kasbah histórica, la de Taourirt, buen exponente de la arquitectura defensiva y palaciega del Señor del Atlas.

Poblado fortificado (ksar) ubicado a unos 25 km de Ouarzazate, fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco por tratarse de un inmejorable ejemplo de la arquitectura defensiva y tradicional de los bereberes del desierto en el marco de las rutas caravaneras. Por ello, aquí se han rodado películas de Hollywood y series de renombre, como Juego de Tronos.

Ubicado en el valle del Draa a escasos kilómetros de la frontera con Argelia, esta población da nombre a uno de los rincones más bellos del desierto del Sahara en Marruecos: Erg Chegaga, otro de los ‘mares de dunas’ que se pueden visitar en el país. Además, conserva una kasbah construida en el siglo IX.

Pequeño pueblo que da nombre a esta porción del desierto del Sahara, donde se encuentra uno de los ergs más fascinantes del país: Erg Chebbi. Un viaje hasta aquí, atravesando un mar de dunas, supone una experiencia difícil de olvidar incluso para los viajeros con más kilómetros en la mochila, sobre todo si se alojan en una tradicional jaima bereber.

Pequeño valle, cercano al valle del Dades, donde irrumpen con todo su esplendor y vigor los cultivos de rosas damascenas, que llenan de color rosa todo el entorno. Un lugar que gana aún mayor interés en mayo, cuando se realiza el Festival de la Rosa en Kelaa M’Gouna, con motivo de su recolección.

Pequeño poblado de apenas varias decenas de familias que da nombre al desierto de Ouzina, donde también es posible entrar en contacto con las icónicas dunas del desierto del Sahara. Sus hoteles, a modo de modernas kasbahs, añaden interés a cualquier viaje a este lugar, que es en realidad un viaje hacia el interior de uno mismo.

Una de las localidades con mayor personalidad del desierto del Sahara, puesto que conserva una pintoresca medina, monumentos históricos relacionados a la dinastía alauí y un mercado que parece retrotraernos en el tiempo, con parking de burros incluido. Una parada obligada para quienes viajan hasta el desierto de Merzouga.

Mundialmente conocida por la riqueza de sus mármoles y fósiles (algunos de dinosaurios), es una parada interesante de camino a lo más profundo del desierto del Sahara en Marruecos. En sus calles abundan las tiendas y talleres donde el viajero puede comprar estos pequeños tesoros a modo de recuerdo.

Cómo es el desierto del Sahara en Marruecos

 

El desierto del Sahara, en Marruecos, es una vastísima extensión de terreno que abarca más de la mitad de la superficie del país. Comienza al sur de las montañas del Atlas, donde el terreno se vuelve mucho más árido. Sin embargo, este desierto en realidad no es homogéneo en cuanto a paisaje y características.

Por ejemplo, son varios los valles que recorren el desierto del Sahara, cuyo eje central son ríos que apenas llevan como cauce un hilo de agua la mayor parte del año o que incluso desaparecen en algún momento: el Draa, el Dades o el Ziz son algunos de ellos. En estos valles son frecuentes los palmerales, que aportan un golpe de verdor y frescor de gran contraste, en ocasiones aderezado con los colores primaverales de la floración.

Pero en la mayoría de los sectores, el relieve es bastante irregular, ofreciendo un paisaje de colinas escarpadas y peladas a ojos del viajero. En algunos casos, se forman desfiladeros y cañones de gran belleza que parecen desafiar las leyes de la gravedad. En las llanuras, dominan las hamadas, es decir, grandes extensiones de terreno árido y pedregoso, sin demasiada arena, cuyas rocas pueden alcanzar temperaturas verdaderamente elevadas, por encima de los 50ºC en algunos casos. 

Sin embargo, en el Sahara de Marruecos no faltan los paisajes que le vienen a la mente a cualquier persona al pensar en el desierto: las dunas de arena, llamadas ergs. Se trata de grandes superficies de arena dorada y fina, de posición cambiante y forma ondulada, que más bien asemejan a las olas del mar en movimiento.

A todo ello se añade un atractivo adicional: el cielo. Aquí, los amaneceres y los atardeceres tienen una luz especial, gracias a la intensa radiación, la escasa nubosidad y la nula contaminación ambiental. Y por la noche, eso se traduce en firmamentos repletos de estrellas, cuyo brillo no tiene parangón en otras latitudes del mundo.

Pero el desierto del Sahara no solamente llama la atención el entorno medioambiental, sino también algunas sorpresas fruto de la mano del hombre. Es el caso de las kasbahs y ksars, es decir, fortalezas y poblados amurallados construidos en adobe por los pueblos bereberes siglos atrás. En la actualidad, algunos de ellos se mantienen en pie y en buen estado, pudiéndose visitar, mientras que otros conservan algunos restos que añaden un cierto encanto decadente a la ruta.

Cómo llegar al desierto del Sahara en Marruecos

 

Para llegar al desierto del Sahara desde otros países, la opción más rápida es volar hasta Marrakech y, desde ahí, proseguir por carretera, atravesando las montañas del Atlas. La ciudad de Ouarzazate también tiene su propio aeropuerto, pero con un tráfico aéreo muy limitado y con escasísimas conexiones internacionales, que a menudo se reducen a vuelos chárter o estacionales.

El transporte, en el desierto del Sahara, está condicionado por la bajísima densidad de población y la orografía irregular del terreno. Las carreteras existentes son muy largas y, normalmente, con escaso tráfico. Pero los vehículos que por aquí circulan deben estar perfectamente equipados, pues para llegar a algunos destinos se borra la carretera y no queda más remedio que proseguir por caminos. 

En este sentido, Turismo Marruecos es una agencia experta en el terreno, con vehículos 4×4 capaces de circular por vías no asfaltadas, lo que aporta flexibilidad en las rutas. Mención especial merecen los dromedarios, que se siguen empleando como ‘medio de transporte’ para acceder a los campamentos de determinados ergs o dunas, puesto que estos animales están totalmente preparados para realizar esta labor, como antiguamente.

Más allá del transporte privado, las opciones son ciertamente escasas. Por lo que respecta al autobús, hay muy pocas compañías y líneas, que apenas conectan algunas poblaciones de cierta importancia (Ouarzazate, Rissani), pero con frecuencias muy reducidas y trayectos muy largos. Y por supuesto, no hay líneas de tren que lleguen hasta el desierto del Sahara en Marruecos, pues implica una enorme inversión, difícilmente amortizable.