Como habrás podido observar, algunos de nuestros circuitos te permiten visitar Midelt, aunque sea de manera breve. Se trata de una pequeña ciudad, de poco más de 50.000 habitantes, que se organiza en torno a una calle principal, con un urbanismo moderno como consecuencia de su desarrollo en tiempos del Protectorado Francés. Es cierto que no se trata de un destino tan famoso como otros de Marruecos, pero recalar aquí una noche tiene sentido. Y en este post te explicamos por qué algunas de nuestras rutas lo hacen.
Una parada de camino al sur
Un primer motivo para visitar Midelt es sencillamente práctico: queda a medio camino del desierto cuando se viaja desde Fez (a unos 200 km), pues Merzouga se encuentra a unos 260 km. Además, queda también a mano de Ifrane (a 130 km), donde está el Parque Nacional del mismo nombre, repleto de cedros y macacos de Berbería. Por tanto, es una parada técnica e interesante tras visitar dicho espacio natural en la tarde.
Vistas muy interesantes
La ubicación es otro motivo para visitar Midelt: se encuentra en un altiplano entre el Medio y el Alto Atlas, a unos 1.500 metros de altitud. Eso hace que, en sus alrededores, se divisen las cumbres (a veces nevadas) de dichas cordilleras, recordándonos que Marruecos es un lugar sorprendentemente montañoso, con una gran variedad de contrastes paisajísticos que van desde los bosques frondosos a los desiertos áridos, de las sierras escarpadas al llano agrícola.
Monasterio franciscano a modo de kasbah
Aunque Midelt tiene una kasbah, su estado ruinoso le priva de interés. Sin embargo, hay otras construcciones inspiradas en la arquitectura tradicional y defensiva bereber, que resultan realmente interesantes y sorprendentes. El mejor ejemplo es quizás el monasterio franciscano de Myriem, también llamado de Notre Dame de l’Atlas: sus edificios de adobe tienes cornisas almenadas y decoración geométrica en la que se reconocen cruces cristianas. Para visitarlo, conviene ponerse en contacto con los responsables del conjunto, pues sigue en funcionamiento.
Atelier de Myriem
Uno de los atractivos del monasterio franciscano es que alberga un atelier textil, donde miembros de la congregación y otras colaboradoras siguen confeccionando tejidos de manera tradicional. Entre sus piezas están los paños, las alfombras, las cortinas o los manteles. Y presenciar su trabajo en vivo puede resultar una experiencia cultural muy enriquecedora, demostrando que el diálogo interreligioso también da sus frutos.
El paraíso de la manzana marroquí
A nivel nacional, esta ciudad es conocida por su enorme producción de manzanas: sus características geográficas, con una altitud que favorece los contrastes térmicos entre el día, la noche y las diferentes estaciones, favorece el cultivo de manzanos, que según algunas estimaciones representa un tercio de la actividad económica local. No es casualidad, por tanto, que en la principal rotonda del casco urbano se erija una enorme escultura de una manzana. Además, también es muy importante la producción de albaricoques y ciruelas, especialmente en las pequeñas poblaciones de la provincia. Así que, si vas a visitar Midelt y te gustan estas frutas, no dudes en hacer una parada en sus tiendas para degustarlas.
Alojamientos con encanto
Por último, no tendría sentido hacer una parada del circuito aquí si los alojamientos no estuvieran a la altura. Y lo cierto es que existen algunos hoteles con mucho encanto, con arquitectura tradicional y servicios de enorme confort. Por ejemplo, riads donde se respira una tranquilidad inspiradora. O villas donde la piscina ofrece un chapuzón refrescante en verano. O incluso hoteles-kasbah que nada tienen que envidiar a los del Valle del Dades o del Draa, con la sensación de estar en un castillo residencial digno de sultanes.