Seguro que la pregunta que formulamos en este artículo (¿Hay Palacios Reales visitables en Marruecos?) se la habrán formulado muchos visitantes en el país, pues este tipo de residencias oficiales son siempre un atractivo turístico en aquellos países donde hay o hubo monarquía en el poder. Y como Marruecos es una monarquía parlamentaria, respondemos a esa duda y explicamos los motivos y las posibles alternativas a estos palacios, que en el país reciben el nombre de Dâr-al-Makhzen.
No hay Palacios Reales visitables en Marruecos
Lo primero es aclarar que no hay Palacios Reales visitables en Marruecos. El motivo es que todos los palacios que tienen esa consideración mantienen su estatus de residencia oficial del rey de Marruecos, es decir, su función es la de servir de alojamiento para el monarca y su corte cuando permanece en esa determinada ciudad.
Cierto es que el Palacio Real en el que permanece más tiempo es el de Rabat, por ser ésta la capital. Pero el monarca puede disponer de sus palacios reales según su conveniencia, en estancias cortas o prolongadas. La lista de Palacios Reales con título de ‘residencia oficial’ para el rey marroquí suma un total de doce, siendo los principales los siguientes:
- Palacio Real de Rabat
- Palacio Real de Fez
- Palacio Real de Meknes
- Palacio Real de Casablanca
- Palacio Real de Tetuán, también llamado
- Palacio Real de Marrakech, en la kasbah
- Palacio Real de Tánger (Marshan Palace)
De todos ellos, algunos pueden tener un cierto interés desde el exterior, por ser bien visibles desde la plaza que los precede, con una fachada monumental. Quizás el más espectacular es el Palacio Real de Fez, con sus puertas doradas y su refinada decoración de azulejos. Pero también puede ser interesante acercarse a conocer el de Meknes, el de Tetuán y el de Marrakech, por estar ubicados en barrios históricos y turísticos.
Algunos de ellos tienen la consideración de residencias estivales, como el Palacio Real de Agadir, o invernales, como el de Ifrane, con carácter más íntimo y privado si cabe. En otros casos, su función es más representativa y ceremonial, como fue el caso del Palacio Real de Casablanca cuando el entonces rey Hassan II lo usó para recibir y reunirse con el Papa Juan Pablo II.
¿Hay alternativas equiparables y visitables?
En cualquier caso, en Marruecos hay otras opciones equiparables y visitables, que fueron residencia oficial de altísimos dignatarios locales y que sirven para conocer la ampulosidad interior de este tipo de palacios.
Un buen ejemplo es el Palacio Bahia de Marrakech, que fue residencia de los grandes visires del sultán a finales del siglo XIX. Aunque sus salas fueron desprovistas de su mobiliario más preciado, en el recorrido se puede admirar la extraordinaria decoración de yeserías policromadas con detalles de ataurique y los estupendos artesonados de madera, así como un hermoso patio porticado.
La familia El Glaoui fue una de las familias más poderosas de Marruecos, ocupando cargos de máximo nivel como Pachá de Marrakech y Sultán del Atlas, así como responsables de la administración local durante el Protectorado Francés. Hasta su caída en desgracia tras la independencia del país, vivieron como auténticos reyes, y así se puede observar en dos de las residencias que han llegado hasta nosotros.
La primera es el Palacio Glaoui de Fez, bastante deteriorado pero con rincones que nos evocan su opulencia y refinamiento, con decoración de zellige, puertas doradas y bóvedas de mocárabes. Y la segunda es la kasbah de Taourirt, en Ouarzazate, que impacta por su carácter de fortaleza bereber inexpugnable en su exterior, revestida del clásico adobe rojizo del desierto, pero también por su delicada decoración islámica en las estancias interiores.