Flora de Marruecos: argán, cedros, encinas, enebros y mucho más

La flora de Marruecos es conocida por ser una de las más ricas del norte de África, ya que cuenta con más de 4.200 especies diferentes. Y eso coloca al país también como un interesante destino natural dentro del mar Mediterráneo. En las siguientes líneas te mostramos cuáles son los árboles y arbustos más numerosos y característicos de este país, que también acoge con entusiasmo a los turistas interesados en la botánica.

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Argán, seña de identidad de la flora de Marruecos

Si tuviéramos que elegir un árbol o un arbusto diferenciador de la flora de Marruecos, bien nos podría venir a la mente el Argán (Argania spinosa). De su fruto se extrae el aceite más caro del mundo: ¡puede llegar a 35€ el litro! De hecho, se vende en botellas de pequeño tamaño. Es un producto muy difundido en la zona comprendida entre Essaouira y Agadir, pero también es común en los zocos de las grandes ciudades, como Casablanca o Marrakech. Se usa para cocinar y como remedio de la medicina tradicional. También es muy valorado en el mundo de la cosmética por sus propiedades anti-edad e incluso se le atribuyen efectos contra la impotencia.

El hábitat natural de este árbol silvestre es la zona árida de la costa atlántica, especialmente la que va de Essaouira a Agadir. Más allá de su preciado aceite y su importancia en la economía tradicional, la importancia de esta planta está en que evita la desertificación del terreno puesto que sus fuertes raíces retienen la tierra y combaten la erosión del viento y el agua. Puede llegar a medir más de 10 metros, vive más que un olivo y apenas necesita cuidados especiales.

Además, sus hojas sirven de forraje para los animales y su madera es un magnífico combustible.

El cedro, un árbol imprescindible en la flora de Marruecos

El cedro del Atlas (Cedrus atlantica) se encuentra en la cordillera del Atlas, tanto en Argelia como en Marruecos, especialmente en el Rif y en el Atlas Medio. Puede llegar a medir hasta 30 metros y suelen crecer en las laderas de las montañas, a entre 1.300 y 2.200 metros sobre el nivel del mar, aproximadamente. Forma bosques puros, pero también puede aparecer junto a otras especies locales, como el abeto, el enebro o la encina. Uno de los aspectos que lo convierte en imprescindible dentro de la flora de Marruecos es el hecho de que sirve de hábitat natural para el mono de Berbería, un primate característico del país y en peligro de extinción.

El cedro del Atlas es afín al del Líbano (Cedrus libani), que es el más conocido y el más nombrado, en parte porque hay muchas referencias a él en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, porque su madera fue usada para la construcción del primer templo de Salomón. Su gran diferencia con respecto a otras coníferas es que forma grandes ramas extendidas desde el tronco principal, en vez de mantener un tronco claramente predominante.

Enebro, una conífera de clima desértico

El enebro es una conífera típica de bosques esclerófilos mediterráneos, perteneciente a las Cupresáceas, del género Juniperus. Las sabinas también pertenecen a este género y pueden crecer en dunas o arenales marítimos, una circunstancia típica de la flora de Marruecos. Su madera es muy valorada en ebanistería y para determinados productos, como por ejemplo los lapiceros. De hoja perenne, su tronco es retorcido y se presta a podas caprichosas de jardinería.

Abeto, una especie típica marroquí

El abeto marroquí (Abies marocana) es representativo de la flora de Marruecos porque, aunque no está presente en todo el país, sí es abundante en uno de sus parques nacionales más famosos, el Parque Nacional de Talassemtane. En él proliferan los bosques con estos árboles, que también son el hábitat natural del mono de berbería, al igual que ocurre con los bosques de cedros.

Los abetos, de desarrollo más o menos piramidal, presentan piñas apretadas y hojas planas. Forman bosques tupidos y sombreados, aunque están amenazados por la deforestación.

Palmera, típica de la flora de Marruecos y África occidental

La palmera (Palmae, de la familia Arecaceae) es un árbol enormemente diverso: se referencian más de 2.600 especies en el mundo, aunque ‘solo’ 120 en África. Es representativa de la flora de Marruecos por su importancia económica: de ella se extrae aceite para la elaboración de derivados alimenticios y cosméticos, y sus dátiles son un ingrediente básico en la dieta del país. Además, con sus fibras se produce la rafia, entre otros materiales. Se reconocen rápidamente gracias a su tronco único sin ramificar, terminado en copete de hojas grandes en abanico. También son apreciadas por su valor ornamental.

Alcornoque, ejemplo del Marruecos más mediterráneo

El alcornoque (Quercus suber), que es un árbol típicamente mediterráneo y es también un gran destacado de la flora de Marruecos. Necesita luz intensa para vivir y soporta bien el calor, aunque no crece en climas extremadamente secos. Puede alcanzar los 25 metros de altura, con un porte naturalmente esbelto, aunque las podas le pueden dar un aspecto más torcido.

Su fruto es la bellota, ampliamente usada como alimento para el ganado porcino. Su madera es dura, muy valorada para la fabricación de utensilios. Y su corteza se emplea para la elaboración de corcho, que se arranca cada 10-15 años, aproximadamente.

Encina: otro árbol mediterráneo en la flora de Marruecos

La encina (Quercus ilex)  que también se la conoce como carrasca o chaparro, se trata de un árbol o arbusto de la familia de las Fagáceas que se extiende por la región mediterránea, por lo que también se le puede considerar un clásico de la flora de Marruecos, especialmente en su zona norte. Su aspecto es fácilmente reconocible por su copa ancha, su corteza negruzca, sus hojas de color verde oscuro en el haz y grisáceo en el envés, así como por su fruto: una bellota castaño oscuro.

Olivo, otro árbol común en el norte del país

Para cerrar este grupo de árboles típicos mediterráneos y representativos de la flora de Marruecos, no podíamos olvidarnos del olivo (Olea europaea), que es bastante común en el norte del país, al igual que su variedad silvestre, el acebuche.

Puede llegar hasta los 10 metros de altura, su tronco es grueso y retorcido y sus hojas son perennes. Su fruto es la aceituna (oliva), causante de su gran propagación desde el Mediterráneo europeo hacia otros lugares del mundo, pues se comen y cocinan de diversas formas, pero son especialmente apreciadas debido al aceite que surge por aplastamiento. La madera es dura y densa, muy valorada para la fabricación de muebles.