La Casa del Mar de Tarfaya tiene el encanto de las construcciones costeras en ruinas, y es una de las cosas que ver en esta pequeña ciudad del sur de Marruecos. Pero hay más, y las enumeramos a continuación, pues en los últimos años está despegando poco a poco como destino turístico, cerca de la frontera con el Sahara Occidental.
Qué es la Casa del Mar de Tarfaya
La Casa del Mar de Tarfaya es, en realidad, un antiguo recinto comercial fortificado construido por los británicos a finales del siglo XIX. Concretamente, la fábrica Mackenzie o Port Victoria, erigida en 1882 con el objetivo de entablar relaciones de importación y exportación con las caravanas procedentes de Tombuctú. Sin embargo, fue capturada por tribus saharianas en 1888 y, años después, entregada al sultanato marroquí. En época del Protectorado Español, cuando el lugar estaba ya en ruinas, se empezó a llamar Cassamar o la Casa del Mar.
Este recinto constaba de varias plantas y un puerto para la carga y descarga de mercancía, y para reforzar su seguridad se instalaron cañones de guerra con los que repeler posibles ataques, algo que a la vista de los hechos, resultaron insuficientes. En cualquier caso, pese a su estado ruinoso, su silueta recortada en el horizonte mantiene un cierto encanto, amplificado por las menciones que de ella hacía Antoine de Saint-Exupery, que fue piloto de aviones en esta zona durante la mencionada época en que la zona estaba controlada por los españoles. Además, con la marea baja, resulta accesible, lo que permite conocerla por dentro.
Otras cosas que ver en Tarfaya
Como decíamos, la Casa del Mar de Tarfaya no es el único atractivo que ver en esta pequeña ciudad costera. Por supuesto, lo que ha dado una relativa fama al lugar son los libros de Saint-Exupéry, en particular El Principito. Es por ello que hace años se instaló aquí un pequeño pero simpático museo dedicado al escritor y a esta obra, como te contamos en otro post. Además, repartidos por la ciudad hay otras referencias a la actividad de Saint-Exupéry como piloto, como por ejemplo, una maqueta del biplano Bréguet 14, el modelo a cuyos mandos se ponía el escritor.
Los lugares de interés relacionados con la aviación no terminan ahí: al norte se conserva el aeródromo histórico de Tarfaya, de pequeñas dimensiones pero apto para el despegue y el aterrizaje de aeroplanos. De hecho, en ocasiones se organizan encuentros de este tipo de aviones, atrayendo a los más apasionados del tema.
No muy lejos de este lugar está el Fuerte de tierra o Bastión, otro recinto militar construido en este caso en 1916, a los pocos años de establecerse el Protectorado Español aquí. Su estado de conservación es malo, pues quedó arrasado en 1990, pero se mantienen en pie algunos rincones que evocan ese pasado militar, para tropas españolas al principio y como cuartel marroquí después.
Y por supuesto, la playa es otro de los lugares que ver y que disfrutar en Tarfaya. Presenta una apariencia aún bastante salvaje y virgen, sin demasiadas construcciones a su alrededor, y con un arenal muy ancho. El ambiente es ventoso buena parte del tiempo, por tratarse de la costa atlántica, pero precisamente esta ubicación favorece atardeceres eternos y dorados, pudiendo contemplar cómo el sol cae por debajo de la línea del mar.
Su puerto presenta actualmente una actividad muy tranquila, para pequeñas barcas de pescadores, principalmente, todo lo contrario que hace algunas décadas cuando funcionó aquí un ferry Tarfaya-Fuerteventura. Dicho ferry encalló (Assalama) y hasta 2025, su fantasmagórica silueta varada podía contemplarse desde la costa, pero ya ha sido retirada.